Antofagasta, de dulce y agraz

Antofagasta, la ciudad más global de Chile – la más inserta en los mercados internacionales y la más expuesta a sus ciclos económicos, es fundada en torno a La Poza, bahía plena de muelles del s. XIX para la exportación salitrera y de las guaneras. Luego de la guerra del Pacífico y de la sustitución del salitre por el cobre, Antofagasta emerge como una cuasi metrópoli, capital de la segunda mayor economía regional de Chile, la segunda con más inversión extranjera y la primera en exportaciones.

Contenida en una angosta y elongada planicie litoral, su origen, localización, morfología y estructura urbana se asocian, más que a los escasos cursos de agua dulce, a la geografía costera que explica tanto su funcionalidad como su escasez de suelos, alta densidad y verticalidad edificatoria, así como su polarizada segregación social norte-sur.

El Pacífico, ex teatro de guerra, vía secular de transporte y de su comercio internacional, zona económica de pesca industrial, insumo para la generación termoeléctrica, y, ahora, para la provisión de agua desalada para el consumo humano y la gran minería, deviene así en un recurso fundamental para su sustentabilidad económica y social y acelerado poblamiento, y, al mismo tiempo, en uno de sus mayores factores de riesgo debido a los tsunamis.

Antofagasta, con un ingreso per capita que dobla al nacional y equivalente al de países europeos es, paradójicamente, la ciudad de Chile con la mayor brecha entre la pobreza por ingresos y la pobreza multidimensional – salud, educación y vivienda- que afecta a más del veinte por ciento de su población, confirmando así que el solo crecimiento económico, incluso el mayor, no se traduce necesariamente en desarrollo y menos en equidad.

Las demandas y expresiones urbanas de estas contradicciones sociales y ambientales, conjugadas con una pujante dinámica inmobiliaria asociada a su rol de capital mundial del cobre, desafían a la planificación, la gestión y el diseño urbano.

Mediadora entre el mayor océano y el desierto más extremo, sin agua dulce y con ilimitada agua de mar, con la mayor riqueza material y una pobre calidad de vida, con alto crecimiento económico y aún subdesarrollada, otrora campamento o company town y ahora ciudad cosmopolita de inmigrantes y conmutantes, Antofagasta, «ciudad de contradicciones» en vías de metropolización, clama por una planificación urbana más sustentable y un diseño urbano más inclusivo: ese es nuestra responsabilidad profesional y nuestro deber ético.

Antonio Daher

Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales y Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS, Pontificia Universidad Católica de Chile

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